Amigas psicólogas
Tres estudiantes foráneas, Lupita, Juana y María, muy buenas amigas,
rentaban un departamento cercano a la universidad. Un día, Lupita y
Juana estaban viendo la TV, cuando suena el teléfono, y le informan a
Juana que la mamá de María se acaba de morir.
- ¡En la madre! ¿Ahora quién le da la noticia a esta güey? ¡Se va a
poner muy mal! -dice Juana-. No, yo no le digo güey. Yo estoy muy
güey para esos asuntos. Dile tú, güey, yo me lavo las manos.
- No te preocupes güey, pos si ya casi soy psicóloga, ya veré cómo se
lo digo suavemente -responde Lupita.
Al rato, llega María:
- ¿Quihubo, pinches zorras? ¿Por qué esas pinches caras de
atropelladas? -pregunta María.
- Este... ven, quiero platicar contigo -responde Lupita.
- ¿Pues qué chingaos pasó?
- Fíjate que estaba pensando: ¿qué sucedería si algo malo nos pasara?
- Nombre, no digas eso pendeja. ¿Qué nos puede pasar? Chingo de veces
hemos agarrado el pedo manejando y aquí estamos...
- Una nunca sabe. Dime, ¿qué preferirías: que se muriera tu mamá o que
se muriera la mía?
- No digas eso, ¡cómo que se muera mi mamá o la tuya! ¡¡Ninguna,
cabrona!!, no juegues.
- No... pero, ¿si tú tuvieras que escoger?
- Ah pues en ese caso, pues ni pedo güey... que se muera la tuya.
- Áaandele cabrona, ¿ya ves?, ¡por ojete! Se murió la tuya.
(anónimo)