Auxilio prioritario
En el oscuro callejón cierta muchacha fue asaltada por un torpe sujeto
que pretendió forzarla. Ella pudo escapar, pero dejó toda su ropa en
manos del lúbrico agresor. Salió a una calle concurrida y ahí perdió
el sentido. Un transeúnte, para cuidar el decoro de la chica, le puso
su gorra en la parte que más convenía cubrir. En eso pasaba un
sacerdote:
- ¡Padre! ¡Esta muchacha necesita auxilio!
- Ya lo veo. Pero primero tenemos que sacar de ahí al muchacho.
(anónimo)