LAS CHANCHAS
Resulta que un tipo cansado de la vida de ciudad, remata todo lo que
tiene y decide irse al campo y vivir de la agricultura y ganadería.
A tal efecto compra a un importante productor porcino veinte chanchas
y veinte chanchos para ponerlos a producir; instala en el campo su
debido corral, mete las chanchas, mete los chanchos y se pone a
esperar la gran producción.
Pasa el tiempo: ni un chancha preñada; espera unos días mas y se va al
veterinario del pueblo y le comenta:
- Mire doctor, tengo veinte chanchas, veinte chanchos y ni un puto
cochinillo. No se que hacer, me gasté un dineral y aposté a la
producción de los porcinos, resultado: o los chanchos putos o las
chanchas frígidas.
- A ver, dígame una cosa. ¿Usted a las chanchas como las tiene? Las
tiene sucias, las tiene limpias, les da de comer, en definitiva
¿cómo las cuida?
- Pero no doctor, yo a los animales los baño todos los días, los
perfumo, les doy de comer bien, ¡¡como reyes doctor!!
- ¡Ahí está el problema amigo! Las chanchas se enamoraron de usted. Lo
que tiene que hacer es darle usted a las chanchas.
- Pero doctor ¡Yo soy un hombre de bien, que va a pensar mi familia,
mis amigos, el pueblo mismo !!
- No amigo lo que tiene que hacer es agarrar a las veinte chanchas,
subirlas a la camioneta, llevarlas en un paraje desolado, tomar a
cada una y le darle.
- Bueno así si doctor, contra mi voluntad pero si es el remedio
consíderelo hecho.
- Para saber entonces si las chanchas están preñadas usted tiene que
fijarse. Si por la mañana las chanchas estan al sol, están preñadas;
si las chanchas están a la sombra, no estan preñadas; ¿entendió?
- Como no doctor y gracias por todo.
Al día siguiente se levanta el hombre, va hasta el corral carga las
chanchas en la caja de la chatita y se va a un descampado. Baja a las
chanchas y le da a una por una.
A la mañana siguiente se levanta mira por la ventana y las chanchas a
la sombra.
- ¡Pero la puta madre que las remilpario a estas putas chanchas!
Sale de su casa carga a las chanchas en la chatita, se va al
descampado baja a las chanchas y las coge una por una.
A la mañana siguiente se levanta, mira por la ventana y las chanchas
a la sombra.
- ¡La reputa que lo parió estas chanchas!
Asi durante, dos, tres, cuatro, ¡diez!, ¡¡veinte dias!! y las chanchas
siempre a la sombra.
Al día veintiuno hace lo mismo que los días anteriores y claro el
hombre estaba reventado, piel y hueso. De igual modo a la mañana
siguiente le dice a su mujer:
- Vieja fíjate donde están las chanchas, ¿al sol o a la sombra?
- No querido no están ni al sol ni a la sombra. Están todas subidas en
la camioneta ¡y una de ellas te esta tocando bocina!
(anónimo)