CONFESIONARIO
Era aquel un pueblo pequeño, se conocía todo el mundo. Un conocido
hombre soltero y codiciado va a confesarse:
- Padre... necesito decirle algo... estemmm...
- Dime hijo.
- Este... no se como decirlo...
- No me digas nada, estás otra vez con alguna mujer casada...
- No padre, de verdad que no...
- Si, si, por supuesto... dime, ¿es Fernanda, la esposa del panadero
porque está sola ?
- Le estoy diciendo que no...
- ¡No me mientas, que te estás confesando! ¿Es la esposa de tu amigo?
¿Estás con ella ahora que su marido está de viaje?
- ¡¡Pero si está casada con mi mejor amigo!! ¡¡Cómo podria hacerlo!!
- Me estás cansando, te lo advierto... ¿no será la mujer del cartero?
El pobre trabaja todo el día y te vas cuando el no está, ¿no es asi?
- Yo nunca me atrevería...
- Bueno, estoy harto. Has venido a confesarte y me estás mintiendo,
en estas condiciones me niego a darte la absolución. Quiero que te
vayas y que reflexiones sériamente sobre la importancia de este
comportamiento y sus consecuencias, y que luego vuelvas dentro de un
mes a confesarte otra vez.
Así que el hombre se va, y al salir de la iglesia se encuentra con un
amigo.
- ¡Hola! Vienes de confesarte me imagino.
- Si.
- ¿Y qué humor tiene hoy el cura? Porque si está enojado me confieso
otro día...
- No te preocupes, ¡¡está de un humor genial, mira, a mi me acaba de
dar un mes libre para pecar y tres lugares por donde empezar!!
(anónimo)