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DEMASIADO TARDE

Vivía una viejecita sola con su gato y un día, limpiando el ático se
encontró con una lámpara de aceite. La pulió y apareció un genio con
la muy conocida oferta de los tres deseos. La viejecita lo pensó un
momento y pidió:

Primero: Volver a ser joven y hermosa.
Segundo: Tener grandes riquezas.
Tercero: Que el gato se convierta en un príncipe.

Hubo un estallido y mucho humo y la vieja se encontró joven y hermosa,
rodeada de riquezas y un apuesto príncipe que la llamaba. Cuando
estuvo en sus brazos, el príncipe le dijo al oído: "¿No te arrepientes
ahora de haberme castrado?"
  
(anónimo)
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