Doce horas
En la fiesta un tipo le dice a la linda invitada:
- Soy capaz de hacer el amor doce horas seguidas, sin terminar.
- Nadie puede hacer eso.
- Te apuesto 200 pesos a que sí.
Ella, deseosa de constatar por sí misma aquel prodigio de resistencia,
acepta la apuesta, y los dos se dirigen a una alcoba. Al minuto de
haber empezado las acciones ella le dice a él con tono de burla:
- ¿Doce horas?, ¡pero si ya terminaste!
- Es cierto, perdí -reconoce el tipo con satisfecho suspiro fatigado-.
Ten tus 200 pesos.
(anónimo)