Enfermera disculpada
La enfermera iba caminando muy garbosa por el corredor del hospital.
La detiene un médico y le señala algo que ella no había advertido:
traía de fuera uno de sus dos ebúrneos atractivos pectorales.
- ¡Qué pena, doctor! -se disculpa la muchacha volviendo el rotundo
encanto a su lugar-. Ya conoce usted a esos internos. Nunca dejan
las cosas en su lugar después de usarlas.
(anónimo)