Esposa sacrificada
Un señoy mayor y su esposa celebraban 50 años de casados. Él la llevó
a cenar a un restorán de lujo. Al terminar la cena, y luego de tomarse
dos o tres copas de coñac, le dijo a su señora:
- Mi vida, hemos cumplido nuestro jubileo. A estas alturas ya nada nos
puede separar. Dime entonces: ¿alguna vez me fuiste infiel?
La señora no quería contestar. Así, que el marido insistió
premiosamente:
- Anda, mujer, no tengas miedo; responde a mi pregunta.
- Está bien. Puesto que así me acucias te haré una confesión: en estos
50 años te engañé tres veces.
- Bueno, tres veces en medio siglo no es mucho, considerando el
promedio general. Pero dime: ¿cómo sucedieron?
- ¿Recuerdas -empezó a contar doña Clorilia-, que el gerente del banco
no quiso darte aquel crédito que le pedías, y luego te llamó de
pronto para decirte que el dinero ya estaba a tu disposición? Eso
fue obra mía.
- ¡Caramba! ¡Aquel crédito fue la base de nuestra fortuna! ¡Antes que
disgustarme te agradezco lo que hiciste! Y la segunda vez que me
engañaste ¿por qué fue?.
- ¿Recuerdas a aquel auditor fiscal que amenazó con llevarte a la
cárcel por evasión de impuestos, y que luego dijo que se había
equivocado, y hasta se disculpó contigo? También eso fue obra mía.
- ¡Caray! ¡Te sacrificaste para salvarme de la prisión y el
desprestigio!, ¡gracias, cielo mío!, ¿y la tercera vez?
- ¿Recuerdas que querías ser presidente del club de golf, y te
faltaban 45 votos para lograr la mayoría?
(anónimo)