Gallego atropellado
A un gallego lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera
alrededor de él. El gallego delirando dice:
- Inclínenme, inclínenme.
Y la gente lo inclinaba, pero el gallego seguía gritando:
- Inclínenme, inclínenme.
La gente ya no sabía cómo ponerlo, y el gallego dice:
- Si no hay una clínica, hospitalícenme.
(anónimo)