Gallo novato
Esto era un gallinero en el que vivían muy felices veinticinco
gallinas y un gallo, pero como el gallo ya tenía unos cuantos años, el
granjero quería cambiarlo por otro más joven.
Un día se abrió la puerta del gallinero, y entró un gallo joven y bien
plantado. Rápidamente las gallinas se arreglaron el plumaje, y
empezaron a contonearse delante del gallo joven. El gallo viejo,
arrastrando sus espolones retorcidos, y con alguna que otra calva en
su plumaje, se le acercó y le dijo así:
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero... supongo que siendo
como eres joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del
gallinero... ¿no?
- Naturalmente abuelo - contestó el gallo joven - ¿algún problema?
- No claro - dijo el gallo viejo - sólo que entre compañeros, y
delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una
salida airosa.
- ¿Qué propones? - preguntó el jovencito.
- Pues mira... yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te
sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de
una forma tan fácil.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy
bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus
posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes del que el gallo viejo hubiera
completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los
espolones. Cuando de repente se oyó un tremendo estampido, y el gallo
jovencito quedó despanzurrado en el suelo entre un charco de sangre y
una nube de plumas...
- ¡Joder! - dijo el granjero con una escopeta humeante entre las manos
- ¡Es el tercer gallo maricón que me venden esta semana!
(anónimo)