Gorda atorada
Una señora que estaba bastante pasadita de peso, al sentarse en la
taza del baño se queda atorada y desesperada llama a su marido:
- ¡Justo, Justo, ayúdame por favor, ayúdame!,
- Vieja, ¿qué te pasó?
- ¡Mira nomás desgraciado, por no hacerme caso, dejaste la tapa
levantada y cuando me senté me fui hasta el fondo y ya me quedé
atorada. ¡Ayúdame pendejo, no te rías...!
El marido sin poder contener la risa, llama al plomero diciéndole
solamente que tenía una verdadera urgencia. Al decírselo a su esposa,
ésta se quejó:
- ¡Sí cabrón... y ahora por tu culpa el plomero me va a ver toda
encuerada! ¡Dame algo con que taparme!
Lo único que se le ocurrió al marido fue pasarle el sombrero texano
que tenía. Entonces aquella inmensidad de mujer se lo puso entre las
piernas cubriendo sus partes nobles.
Cuando el plomero entró al baño, después de estudiar la situación
detenidamente, rascándose la cabeza dijo:
- Pues... a la gorda sí la saco, pero el vaquero... yo creo que ya
chingó a su madre.
(anónimo)