Hija embarazada
La hija única y soltera de un matrimonio muy formal le dice un día a
su madre que desde hace un par de meses no tiene el período.
Preocupadísima, la madre compra en la farmacia un test de embarazo, y
el resultado de la prueba es positivo.
Gritos, imprecaciones, lamentos, lágrimas... Que quién ha sido el
cerdo, que quiero saberlo, que ahora se lo dices a tu padre.
La chica, una vez a solas, toma el teléfono y hace una llamada. Media
hora después se detiene ante la casa una Ferrari último modelo, de la
que sale un tipo maduro y distinguido, de pelo entrecano, vestido
impecablemente con un elegante traje que se adivina carísimo.
Toma asiento en el salón ante el padre, la madre y la hija, y dice:
- Buenos días. Su hija me ha informado del problema. Sin embargo, yo
no puedo casarme con ella porque tengo otra situación familiar,
aunque me haré cargo. Si nace una nena, le puedo legar tres locales,
dos departamentos, una casa en el mar y una cuenta de 500 mil
dólares. Si nace un varón, el legado será un par de fábricas, además
de los 500 mil. Y si nacen gemelos, una fábrica y 250 mil para cada
uno. En cambio, si pierde el embarazo...
En este punto el padre, que había permanecido callado todo el tiempo,
se levanta, le apoya una mano en el hombro y le dice:
- ¡Te la coges de nuevo!
(anónimo)