Hombre de la casa
Un hombre muy tímido, que estaba cansado de ser dominado por su
esposa, decidió ir al psiquiatra. El especialista le dijo que
necesitaba construir su autoestima y, para comenzar, le prestó un
libro sobre la autoconfianza, que él se leyó mientras iba para su casa
y terminó justo cuando estaba llegando.
El hombre entró intempestivamente a la casa y fue a buscar a su mujer.
Con el dedo en la cara de ella, le dijo:
- ¡De ahora en adelante quiero que sepas que YO soy el hombre de esta
casa y mi palabra será ley!
Y continuó:
- Quiero que prepares hoy una cena como para los dioses, con una
sobremesa divina, y al terminar de cenar, subes y me preparas un
baño espectacular con sales, para relajarme. Cuando termine mi baño,
adivina quién me vestirá, me peinará y me pondrá mi colonia
preferida.
La mujer respondió muy tranquila:
- ¡El hombre de la funeraria, pobre pendejo!
(anónimo)