Hombre sensible
Una mujer conoce a un tipo en un bar. Conversan, se entienden y
terminan marchándose juntos. Se van al apartamento de él y, mientras
le enseña el lugar, ella nota que su dormitorio está lleno de ositos
de peluche. Todos bien acomodaditos: los más grandes en la repisa de
arriba, los medianos en el centro y los pequeñitos abajo. La mujer
está sorprendida que un hombre tenga esa colección de peluches, pero
decide no comentarle nada y se alegra de que él no tenga miedo de
expresar su lado sensible (ese que tanto les gusta a las mujeres).
Ella lo mira a los ojos, se besan y a los tres minutos ya están en la
cama. Después de una intensa noche de pasión, ella, feliz con su
hombre sensible, acurrucada junto a él, le pregunta:
- ¿Y bien? ¿Qué tal estuvo?
El hombre se da la vuelta y con el cigarrillo en la boca le dice:
- Nada mal. Puedes llevarte un osito de la repisa del medio.
(anónimo)