LO COMPRO
Entra un borracho a una cantina, se detiene en el umbral y señalando a
todos lo comensales dice a voz en cuello:
- ¡Yo tengo mussho inero para comprar a toda esta bola de hipjos de la
shingada!
Todos quedan perplejos ante la desfachatez del fulano, excepto un
norteño con cara de matón, quien de inmediato levanta sus 2.10m de
estatura:
- ¡Óyeme cabrón, yo no soy ningún hijo de la chingada!
- ¡¡Pus no lo comprooo!!
(anónimo)