Mínimo dolor
Un joven casó con una muchacha de amplia experiencia. Al empezar el
acto del connubio le dice él con ternura:
- Me esforzaré en ser gentil, amada mía, de modo que mis urentes
ímpetus de enamorado no te causen el mínimo dolor.
Responde ella fijando la mirada en la parte alusiva del galán:
- No necesitas esforzarte, querido. ¿Qué dolor podrías causar con eso?
(anónimo)