Pan de ajonjolí
Un sujeto a otro:
- Estoy teniendo problemas con mi vida amorosa. Mis ímpetus de ayer se
han apagado; no soy el mismo de antes.
- En cambio yo, cada día estoy mejor. Parezco un toro. Dos y hasta
tres veces cada día le manifiesto amor a mi mujer.
- ¿Cómo le haces?
- Es muy fácil. Diariamente me como cuatro rebanadas de pan de
ajonjolí. Es lo que me da las energías.
El tipo llega a su casa por la noche y dice a su mujer:
- Vieja, quiero que mañana compres bastante pan de ajonjolí.
- Tengo mucho en la alacena.
- ¿Hay pan de ajonjolí en la casa? ¿Y por qué nunca me has dado?
- ¡Ah, no! Ése lo tengo para el compadre.
(anónimo)