Perro bravo
Un hombre tenía un perro muy bravo. Ya había mordido a dos o tres
vecinos. El veterinario le aconsejó que castrara al feroz animal; así
le quitaría la bravura. El hombre le prometió que al día siguiente se
lo llevaría para tal efecto. Ya lo llevaba, pero el animal se le soltó
y fue a morder a un vagabundo que pasaba por ahí. Alcanza el dueño al
perro y lo sujeta:
- Perdone -le dice al individuo-. Ahora mismo llevo al perro con el
veterinario a que le corten las bolas.
- Oiga patroncito le doy un consejo: mejor que le quite los dientes.
Clarito se ve que venía a morderme, no a cogerme.
(anónimo)