La pomadita milagrosa
Había una vez un hombre que tenía ganas de hacer el amor, pero no
tenía con quién, así que se fue a buscar a una amiga a su casa, a ver
que conseguía.
Evidentemente le fue bien, pero a la hora de la hora, su pene no le
respondía, así que en toda su desesperación le dice a la amiga que lo
espere un momento, va al baño y en la oscuridad busca en el botiquín
algo que le pudiera ayudar a solucionar el problema.
Encuentra una pequeña cajita con pomada, se la unta y al instante
siente que vuelve su vigor juvenil. "La cuestión era mental", piensa
el hombre. El tipo vuelve a la cama y se desempeña muy bien con su
amiga, quién a su vez, se siente extasiada con tal vigor.
Una vez terminado todo, al hombre le entra la curiosidad de saber qué
se había untado, para comprarla y tenerla en casa.
Se levanta, va al baño, enciende la luz y busca la pomadita.
Después de un buen rato la amiga entra al baño y encuentra al hombre
desmayado en el suelo, con la cajita en la mano. Toma la cajita y lee:
"Pomada para callos: endurece, seca, pudre y se cae."
(anónimo)