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PRUEBA DIFÍCIL

Una agencia de espionaje muy famosa necesitaba un asesino a sueldo.
Esta posición áltamente clasificada es extremádamente difícil de
alcanzar, muy duras pruebas se requieren para ser tomado en cuenta
aunque sea.

Después de evaluar muchos aspirantes a través de verificaciones,
entrenamientos y pruebas, las opciones se redujeron a tres personas
para la única posición disponible. Llego el día de la prueba final
para definir quién conseguiría el trabajo. Los agentes que realizaban
las pruebas le dicen:
- Debemos confirmar que usted seguirá nuestras instrucciones sin
  importar las circunstancias, dentro de este sitio usted encontrará
  a su esposa sentada en una silla. Tome esta arma y mátela
El hombre con una mirada de asombro les responde:
- ¡No pueden estar hablando en serio! ¡Yo nunca podría matar a mi
  propia esposa!
- Lo siento. Entonces usted definitívamente no es la persona adecuada
  para este trabajo.

Asi que traen al segundo hombre a la misma puerta, le entregan el arma
y le explican lo mismo. El segundo hombre duda un momento, junta
fuerzas, toma el arma y entra al cuarto. Todo estuvo en silencio por
cerca de cinco minutos, entonces la puerta se abrió. El hombre salió
del cuarto con lagrimas en sus ojos y dijo:
- Lo intente, pero símplemente no pude... sniff...
- Tome a su esposa  y vuelva a su casa.

Ahora solo les quedaba uno mas. Lo conducen a la misma puerta y le dan
la misma arma:
- Como prueba final, debemos estar seguros que usted seguirá
  instrucciones sin importar las circunstancias. Dentro encontrará a
  su mujer sentada en una silla. Tome este arma y mátela.
El hombre toma el arma tranquilo, abre la puerta y entra. Antes que la
puerta se cerrara complétamente, ya estaba apuntando y vacía todas las
balas. Los encargados de la prueba se miran con una sonrisa,
óbviamente no la mató porque las balas eran de salva pero esta persona
no dudo un solo instante.

Entonces el mismo infierno se apoderó de aquel cuarto. Se oyeron
gritos, estruendos, golpes en las paredes. Esto continuó por varios
minutos y finálmente todo quedó en silencio. La puerta se abre
léntamente, sale el hombre sudado y visiblemente agitado. Se limpia el
sudor de la frente y dice:
- ¡Parece que el arma no funcionaba muy bien! ¡Así que tuve que
  matarla a golpes con la silla!
  
(anónimo)
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