¡QUÉ SUERTE!
El ladrón le dice a su cómplice:
- Fíjate que anoche me metí a la casa de un abogado a robar, ¡con tan
mala suerte que me descubrió en la sala de la casa!
- ¿Y cómo no estás preso? - pregunta el compañero.
- Pues fíjate que el abogado me dijo que mejor me fuera para mi casa,
porque si me entregaba a la Policía me acusarían de robo, intento de
secuestro, intento de homicidio, extorsión, y con el agravante de
escalar paredes y trabajar con nocturnidad... ¡y que por ello me
pondrían por lo menos 20 años en el bote!
- ¡Qué suerte la tuya!, ¡que te haya dejado ir así nomás! - dice el
otro.
- ¡QUE SUERTE NI QUE MIERDAS!, ¡¡EL HIJO DE PUTA ME COBRÓ MIL DÓLARES
POR LA CONSULTA!!
(anónimo)