Rubia apetitosa
El señor iba con su esposa por la calle cuando pasó una estupenda
rubia. El señor se le queda viendo, la ve de arriba a abajo, y todavía
voltea hacia atrás para seguirla con la mirada hasta que la chica se
pierde de vista.
- ¡Cómo eres grosero! ¡Qué forma de ver a ésa mujer!
- Mira, a mi edad ya no debe preocuparte quién despierta mi apetito,
sino quién es la única capaz de darme de comer.
(anónimo)