Sándwich de pollo
Un hombre entra a un bar y ve un cartel colgando sobre el mostrador:
Sándwich de queso: $ 1.50
Sándwich de pollo: $ 2.50
Masturbación: $ 10.00
Se fija si en la billetera tiene dinero, camina hacia el mostrador y
se acerca a una de las tres rubias espectaculares que estaban
sirviendo tragos a otros parroquianos:
- ¿Sí?, -dice ella con una sonrisa fantástica-, ¿en qué puedo
servirle?
- Yo querría saber, -dice el hombre en un murmullo- ¿Usted es la que
hace las masturbaciones?
- ¡Sí! -dice ella con una expresión pícara e irresistible- soy yo... y
las hago maravillosamente...
- Bueno -dice el hombre- entonces lávate bien, pero bien las manos,
porque yo quiero un sándwich de pollo.
(anónimo)