Seguros
Un galán libidinoso, se estaba refocilando con mujer casada en la sala
de la insensata pecatriz. En medio de los volatines y piruetas del
ilícito trance pasional ella le preguntó de súbito:
- Dime, ¿alguna vez has vendido seguros?
- No, nunca.
- Pues vístete rápido y empieza a venderme uno. Ahí viene mi marido.
(anónimo)