Sorpresa bajo la cama
A pesar de que viajaba con su esposa, el atrevido sujeto que ocupaba
la litera de arriba en el tren se asomó a la de abajo, ocupada por una
guapa chica.
- Perdone, señorita. Es que tengo la costumbre de asomarme todas las
noches abajo de mi cama, y me dejé llevar por ese hábito. Imagínese
la sorpresa que me llevé.
- Ya lo creo -responde la muchacha-. Supongo que es la primera vez que
encuentra usted una mujer abajo de su cama.
(anónimo)