Tú me explicas y yo te explico
Cada vez que hacían el amor, el marido insistía en que fuera a
oscuras, 100% oscuro, cerraban ventanas, apagaban luces.
Después de veinte años, a la mujer se le hacia cada vez mas ridículo,
así que preparó un plan para quitarle esa manía al marido.
Una noche, durante una sesión salvaje, en medio de gritos y
romanticismo carnal ella encendió las luces repentinamente.
Cuál sería su sorpresa al mirar hacia abajo y ver que su marido tenía
un consolador más grande que un pene de verdad, y como si eso fuera
poco, el propio lo tenía completamente caído...
Se volvió loca, se puso histérica, lo que habían sido gritos de
placer, se convirtieron en insultos.
- ¡Hijo de puta, cabrón!, ¡¡Impotente!! -le gritó-. ¿Cómo pudiste
estar engañándome todos estos años? ¡Desgraciado!, ¡Más te vale que
vayas dando una buena explicación!
El esposo, sin inmutarse, con mucha calma, la mira fijamente a los
ojos y le responde:
- Yo te explico lo del juguete... y tú me explicas lo de los niños.
(anónimo)