Una flor
Un ricachón tenía como empleada doméstica a una joven muy linda, pero
de origen humilde. Luego de poca conversación y muchos tragos, pasaron
una noche apasionada de máximo placer. Al día siguiente, el patrón le
dijo a la humilde muchacha:
- Domitila, estoy muy agradecido contigo, la noche que me has
obsequiado fue maravillosa. Pídeme lo que sea, que yo te lo doy con
gusto.
- ¡Ay, siñor... yo sólo quiero una flor! -contestó ella.
El hombre se conmueve:
- ¡Qué ternura!, ¡cuánta humildad! ¿sólo eso? ¿de cuál quieres? Te doy
todo un ramo, ¿rosas? ¿claveles? orquídeas? Escoge...
- No, yo quiero una Flor Esplorer 2011 negra, como la di la siñora.
(anónimo)