Viaje a Roma
Un tipo estaba cortándose el pelo en una peluquería días antes de
hacer un viaje a Roma. Le menciona el viaje al peluquero, que le dice:
- ¿A Roma? ¿Por qué alguien querría ir a Roma?. Siempre está lleno de
italianos que apestan. Estás loco si vas Roma. ¿Y en qué te vas a
ir?
- Voy por Alitalia, aprovechamos una gran oferta...
- ¿Por Alitalia? ¡Esa mierda de aerolinea! Sus aviones son viejos, sus
azafatas feas y siempre llegan tarde... ¿Y dónde te vas a quedar en
Roma?
- Vamos a estar en el Hotel International Marriot.
- ¿Esa mierda de hotel? Todo el mundo sabe que es el peor hotel de la
ciudad. Las piezas son chicas, el servicio es malo y encima son
careros. ¿Y qué vas a hacer cuando estés por allá?
- Voy a ir al Vaticano y espero ver al Papa.
- ¡Esa si que está buena! Tú y un millón de personas más tratando de
verlo. ¡Se va a ver del tamaño de una hormiga! Pero, de todas
maneras te deseo mucha suerte en tu viaje. La vas a necesitar....
Pasó un mes y el tipo vuelve por su corte de pelo regular. El
peluquero le pregunta acerca de su viaje a Roma.
- Fué maravilloso. No solamente llegamos a tiempo en uno de los
aviones nuevos de Alitalia, sino que estaba sobrevendido y nos
pasaron a primera clase. La comida y el vino estuvieron deliciosos y
tuvimos una azafata preciosa que nos atendió como a los dioses. Y el
hotel fue fantástico. Recién habían terminado un trabajo de
remodelación de 25 millones de dólares y ahora es el mejor hotel de
Europa. Ellos también estaban sobrevendidos, de manera que se
disculparon hospedándonos en la suite presidencial, ¡sin cargo
extra!
- Bueno - exclama sin mucho entusiasmo el peluquero-, pero supongo que
no pudiste ver al Papa...
- La verdad es que fuimos muy afortunados, porque mientras paseaba en
el Vaticano un guardia suizo me dio unos golpecitos en el hombro y
me explicó que al Papa le gusta conocer personalmente a algunos
visitantes. Me invitó cordialmente a seguirlo para llevarme a las
habitaciones privadas del Santo Padre, donde en persona nos
recibiría. Cinco minutos mas tarde, el Papa entró por la puerta y
estrechó mi mano. ¡Incluso me dirijió algunas palabras!
- ¿De veras? -dice el peluquero conmovido- ¿Y qué te dijo?
- Me dijo: "Hijo mío... ¿dónde mierda te cortaste el pelo?"
(anónimo)